Viriatos Zamora
Como el legendario guerrero lusitano, el pueblo de Zamora, ha llegado el momento en el que dicho basta, y se ha revelado contra la falta de interés de las administraciones que deberían encargarse de su progreso.
Este colectivo comenzó a reunirse en el año 2018 y fue sembrando esa semilla del descontento que muchos estamos teniendo, por la forma en la que somos administrados, al no ver ningún interés en nuestros políticos, para el desarrollo de esta tierra que ha sido abandonada a su suerte.
Las raíces a todos nos atan, por eso cuando tuve conocimiento de las inquietudes de este grupo de zamoranos, en la primera ocasión que pude, asistí a una de las reuniones y, como no podía ser de otra forma, acabé implicándome en el proyecto que estaban tratando de implantar.
No sólo presté mi colaboración en la que estaba haciendo, sino que me impliqué un poquito más y traté de colaborar para organizar esta fuerza que se encontraba desorganizada y propuse constituirla como una asociación, para lo cual dediqué una parte de mi tiempo a la formación del acta
constitucional así como la creación y legalización de los estatutos, para proporcionarle forma legal.
Es un proyecto en el que he creído desde el principio y por eso, me he implicado en él y aunque no lo parezca, se encuentra bastante vinculado con lo que estoy haciendo, porque mi proyecto de llevar a los peregrinos a esos pueblos a los que no van a llegar nunca los turistas, está directamente relacionado con los intereses de Viriatos, que no son otros que dinamizar los pequeños pueblos de esta provincia.
Estos proyectos en los que nos vamos embarcando, en ocasiones pueden llegar a quitar una parte de las energías que necesitas para dedicar a los albergues en los que estás implicado, pero siempre he sido de la opinión, que es mejor fracasar en el intento, que reprocharte no haberlo intentado. Seguiremos trabajando en el desarrollo de la provincia a través de iniciativas como la que Viriatos lleva como bandera y a pesar de los sinsabores que en ocasiones puedes llegar a tener, por la incomprensión de quienes tienen la facultad de revertir las cosas, el tiempo nos acabará diciendo si estábamos equivocados.